Lo peor del caso Rato, en mi opinión, no ha estado en los tribunales, sino en la Prensa. Puedo encontrar lógico que la Agencia Tributaria se dirija brutalmente contra una persona. Pero lo que no puedo entender es que los medios de comunicación, cuando se trata de delitos fiscales o de blanqueo de capitales, reaccionen dando por sentado que no existe la presunción de inocencia o que no se necesita juicio. Los juicios populares están castigando a Rato por ser rico. Se venden periódicos, pero se puede estar cometiendo una grave injusticia.