La edad de jubilación a los 65 años fue establecida en el Estado Prusiano a principios del siglo XIX cuando la esperanza de vida no era mucho mayor. Se suponía que la gente iba a trabajar hasta el final de su vida. En España no hemos tenido en cuenta que la esperanza de vida ya no es la del siglo XIX y por tanto ahora para pagar a los pensionistas hace falta mucho más dinero. Tampoco hemos tenido en cuenta que los trabajadores son los auténticos dueños de las empresas y que con la edad dejan de ser productivos, así que para echarlos hace falta pagarles enormes prejubilaciones. Tampoco hemos tenido en cuenta que 1 de cada 5 embarazos termina en aborto, con lo que los débiles son sistemáticamente masacrados por los fuertes pero asesinos. La población no crece y la emigración viene y va. El resultado es que las pensiones españolas no se podrán pagar por culpa de la ética general los mismos que esperan cobrarlas: no son productivos al final de su vida útil, adquieren demasiados derechos laborales, para echarlos hay que arruinar la empresa con la productividad de los más jóvenes, se mata a las nuevas generaciones y todo quiere apañarse con población inmigrante que cuando quiere es emigrante. De nuevo: para pagar las pensiones o que se necesita es ética y ella sola generará la productividad.