Bien está que haya sido un socialista (Almunia) el primero que en España recortó pensiones (1984, cuando era Ministro de Trabajo). Bien está que haya sido un socialista el que ofreció a los comunistas la organización de un frente popular para vencer a Aznar (2000) consiguiendo justo lo contrario: que Aznar sacara una mayoría absoluta que no se la creía ni él mismo. Bien está que tuviera que sustituir a Borrell a pesar de haber perdido las primarias y las elecciones. Bien está que haya publicado sus memorias políticas, aunque sólo unos pocos las hayamos leído. Pero esto de que sea un socialista quien eche a la calle a MILES de personas es una auténtica renovación ideológica del socialismo. La verdad es que esto de estar aferrado al cargo, cualquiera que sea, incluso después de un fracaso político tras otro, y estos de todo tipo (electoral, en el aparato, en el gobierno, en el sindicato) genera sus propias vitalidades, y uno acaba comulgando con ruedas de molino con tal de seguir sentado en el coche oficial. La ideología, Señor Almunia, tiene su interés, y si usted es socialista, antes de adoptar medidas como esta, está obligado a dimitir por razones de coherencia. Mucha gente puede hacer esos despidos, pero justo usted no. Porque es socialista. No lo olvide. Nosotros no lo olvidamos, ya que el socialismo es el gran mal que aqueja a la modernidad, y está usted entre los que seguimos de cerca para comprobar la coherencia de los principios con las actuaciones políticas de las personas. Ya se ve: el socialismo no es una ideología, sino una excusa para alcanzar y mantenerse en el poder. De otro modo no se entienden despidos como estos: