Es absolutamente increíble que los medios de comunicación, en este caso #ELPAISOE, rueguen, imploren, supliquen subvenciones a los gobiernos y a la Unión Europea.
Constatan que son herramientas de propaganda del siglo 20, y para sobrevivir, dado que no tienen publicidad porque la gente ya no los lee, obligan a los gobiernos a que los mantengan.
En una Unión Europea que, se supone, está fundada sobre el mercado, ruegan a gritos que se desvirtúe el concepto de mercado introduciendo subvenciones en el sector de comunicación.
En el siglo 21 la gente quiere información más barata, electrónica, en su móvil, y no quiere más medios en papel.
Pero no importa lo que la gente quiera. Lo que importa para algunos medios es sobrevivir a toda costa, aunque para eso tenga que rogar e implorar que otro pague lo que ellos no son capaces de generar.
Se crea así un agravio comparativo, porque las demás industrias y servicios, como el turismo, la fabricación de automóviles, la informática, y tantas otras, no están en condiciones de exigir a los gobiernos, porque no se dedican a la propaganda.
Los gobiernos necesitan su herramienta de propaganda, y la prensa escrita no es otra cosa que eso. De aquí que lleven decenios viviendo de subvenciones y ahora la reclamen como si fueran un derecho, al que se han acostumbrado. Pero no tienen ningún derecho, sino que se trata simplemente de subvenciones. De vivir a costa de los demás.
Mi opinión es exactamente la contraria. Lo que hay que hacer es cerrar cuanto antes los medios de comunicación que no sean capaces de sobrevivir con su propia facturación. Hay que cerrar Radio Televisión Española (RTVE). Hay que cerrar las televisiones autonómicas. Hay que cerrar todos los grifos que dan lugar a agitación y propaganda desde el poder.
En el siglo 21, la democracia está en el éxito electrónico de las webs, no en la subvención de unas perjudicando a otras.
No es sólo un problema de mercado. No es sólo que el propio concepto de «medios de comunicación sea un concepto anticuado y del siglo 20.
No es sólo un problema de no pagar con dinero público lo que hay que pagar con dinero privado.
No es sólo que los medios serán más libres si no viven a costa del Estado.
Es sencillamente que la democracia se fabrica con libre opinión, y la libre opinión sólo surge de la gente, no del aparato del Estado. Del Estado sólo surge propaganda.