Los norteamericanos se creen que la guerra va estar siempre en suelo europeo y que a ellos no les va a tocar nunca ningún problema. Pero su belicismo lo único que ha conseguido ha sido despertar al oso ruso por primavera, que ya ha suspendido su tratado de no proliferación de armas nucleares intercontinentales. Si quieren seguir jugando con fuego, pueden hacerlo. Pondrán a todo el mundo en riesgo para que este vejete siga dormitando en reuniones y viajando en el Air Force One. Pero la gente común y corriente, que va en turista, sufrirá mucho. Es posible que esté comprando un problema bélico para suelo estadounidense. Convendría que esa «pequeña anomalía» también la metiese en la ecuación.