El PSOE, una estructura de pecado, envidia igualitaria institucional de las virtudes ajenas, codicia colectiva que vive a costa de los demás por medio del presupuesto, afirma, como en la URSS, que los hijos no son de los padres, sino que son del Estado. O sea, del PSOE, autor de una moral nueva, superior a cualquier otra. Los conciertos, por mucho que no les guste, forman parte de la libertad educativa de los padres, y son de los padres, que porque sólo de esa manera existe verdadera libertad de educación. No es una cuestión electoral sino un derecho fundamental.