Comparto este análisis de Jorge Cachinero en El Economista de hoy. Desde que Europa decidió ampliar las fronteras de la OTAN hacia el Este, se metió en un lío. Desde que Biden decidió apoyar la guerra de Ucrania, se metió en un lío. Desde que, a pesar del conflicto, Europa decidió mantener su política original de expansionismo político hacia el Este, se metió en un lío. Los rusos se metieron en un lío cuando confundieron una guerra con una conquista territorial. Pero ahora que han vuelto a la doctrina militar tradicional, y se han concentrado en destruir el ejército enemigo, para luego conquistar su territorio, y no al revés, ya han acertado en un planteamiento que es efectivo y están ganando la guerra. Ante la nueva estrategia, Trump y sus asesores decidieron retirarse del problema, porque está visto que sin mandar soldados, solo mandando armas, o dinero, no había nada que hacer. Resulta que además -dice Cochinero- el dinero que mandan acaba en otro sitio. Ucrania ha perdido gran parte de su población, su juventud deserta, los heridos y los muertos se cuentan por millones, y sus resultados sobre el terreno son cada día peores. Europa no quiere reconocer que se ha equivocado. Pero la fuerza de los hechos y la imposibilidad de pagar su propia deuda pública hacen imposible que sigan aportando material bélico o dinero. La posibilidad de empeñar soldados es ninguna, porque sus poblaciones internas, sus votantes, están dispuestos a aportar sus votos, pero no sus vidas. Así que los europeos, y el antiguo presidente Biden, han calculado mal. Apostaron a caballo perdedor. Ucrania está perdida y lo único que le queda es firmar una rendición honorable. Algo tipo Versalles. Si no lo hacen, pues ellos sabrán.

