Me parece que ningún medio de comunicación español, ni de la izquierda ni de la derecha, ha valorado correctamente lo que sucedió ayer en Arizona. El Partido Republicano se ha convertido en un partido confesional. Todos sus líderes, que además están en el gobierno, hicieron profesiones de fe inusitadas en cualquier escenario político occidental de nuestros días. Jesucristo, no Charlie Kirk, fue el protagonista del memorial. Ayer, estimo, se produjo un vuelco en la política del siglo XXI, terminando con un cuarto de siglo ateo y comenzando con profesiones masivas de fe que no están dispuestas a pactar con el diablo, cualquiera que sea el disfraz que quiera utilizar. El efecto Trump ha cambiado. Antes era una cuestión política. Ahora alcanza una dimensión constitucional en los Estados Unidos que dividirá -estén atentos- la aún más la nación, y que marcará toda la política internacional estadounidense. Creará fuertes divisiones, también en materia de defensa, con los ya Estados Islámicos Europeos (UE). Escuchen hablar a Marco Rubio. Vean el video. Es sólo un ejemplo. Ayer todos los actores en el memorial por Charlie Kirk estuvieron así, incluso con tonos más elevados. Esa es la nueva política estadounidense, y no va a cambiar ni a pactar con quienes no reconozcan sus valores. Puede que a los ateos no les guste. Pero son hechos. Es a lo que hay que atenerse. Cambiará, y además rápido, hasta el vaticano. El discurso de Rubio no lo he escuchado ni siquiera en la boca de tantísimos curas progres que se empeñan en pactar con sus enemigos. Lo de Rubio no es un sermón. Es una declaración de principios (inmutables). Lo de los curas progres sí es un sermón: aprovechan que hay obligación de ir a misa y estar calladito, para colocarte su discurso socialista disfrazado de caridad. Está muy bien lo de Carlo Acutis. Está mucho mejor lo de Charlie Kirk.
