La OTAN siguió existiendo cuando el pacto de Varsovia dejó de existir. Ahora que nace el pacto de Piong Yang, se alarma.
También se alarma porque Rusia se arme con material chino, sin considerar que Ucrania se nutre de armamento europeo y estadounidense.
Dos varas de medir. Y un ejercicio colectivo de cinismo. Porque si quisiera la paz, buscarían rebajar la tensión. Y esto es lo que han conseguido: aumentarla. Más riesgo de guerra global, no menos.
¿Y quién produce ese resultado? Perdedores como Scholz (en minoría), Macron (en minoría), Sánchez (en minoría), Sunak (pronto fuera), Tusk (en minoría), Kallas (estado enano y ya sin representación), Leyen (en minoría) y otros tantos por el estilo.
La paz está al alcance de la mano mediante un acuerdo. Pero ellos no quieren la paz. Quieren usar la OTAN como herramienta ofensiva, no defensiva.
Pido a Dios que no aumente la tensión. Y para eso, que eche del poder a los mencionados belicistas, sustituyéndolos por otros que no lleven sus naciones a la guerra.