A los socialistas, y por tanto a El País, les molestan las bodas tradicionales, las de toda la vida, las que tienen invitados, en que las novia está guapísima y viste de blanco. Porque ellos no creen en el sacramento del matrimonio. Tienen envidia, pero es envidia de Dios, que creó esta fuerza sobrenatural especial para sobrellevar las cargas que supone constituir y sacar adelante una familia.