Uno de los males de la democracia española es que, desde hace 25 años, todo el mundo sabe qué es lo que funciona mal, pero nadie hace nada por arreglarlo. Hay tantos abusos que llevan tiempo en acción, que parece que los que abusan tienen prescrito el derecho al chollo.
Una de las cosas que funciona mal pero sigue así aunque todo el mundo lo sepa, como si hubiera un derecho a la injusticia, es que los Partidos regionalistas están sobre-representados en las elecciones generales. Tienen muchos más escaños de los que merecen por sus votos. En el gráfico adjunto, publicado hoy por El Mundo como fruto de una encuesta de Sigma Dos, puede verse que CiU sólo representa al 3,1% del electorado. El exiguo Partido UPyD ya cuenta más que CiU, porque representa al 3.2% del electorado. IU se demuestra otra enanez de Partido, porque sólo representa al 5% del electorado, pero cuenta más que cualquier regionalista. Sin embargo la fuerza política de CiU y del PNV es mucho mayor de la que estos votos le otorgan. Primar el nacionalismo, además de injusto, porque el voto no vale igual, es socavar la Constitución, porque se sitúa en posición de ventaja a los que quieren destrozar España. Y lo han demostrado con obras.
Esto no tiene por qué ser así aunque venga durando desde 1978. Nadie puede adquirir el derecho a la injusticia por el mero hecho de que ésta haya durado mucho a lo largo del tiempo. Podría pensarse que Rajoy corregirá de una vez (son 25 ó 30 años de retraso) esta injusticia por la que los regionalistas son más que los españolistas, pero no lo hará. Es claro: los Partidos regionalistas se echarían a la calle para defender la injusticia consagrada que viene durando tanto tiempo que es algo a lo que creen tener derecho. Es poco probable que, si Rajoy tiene mayoría absoluta, tenga además coraje para enfrentarse con ellos. El PP debe incluir en su en su programa, entre otras cosas esenciales, el cambio de la ley electoral. Hay que acabar con esta injusticia.