Llama la atención cómo los órganos oficiosos de propaganda y agitación socialista resultan partidarios de las normas excepcionales y de emergencia para situaciones completamente normales, en las que la negociación colectiva queda eliminada por la imposición del gobierno a las Cortes de sus criterios con la excusa de la urgencia y extraordinaria necesidad.
Al final no es más que propaganda. Se trata de bendecir y santificar en la Hoja Parroquial del socialismo las decisiones que adopte la Iglesia laica socialista.
La Constitución lo que prevé es la negociación colectiva y el uso de la ley, no la imposición a los empresarios y trabajadores de lo que tienen que concertar.
Usando el Decreto-ley todo el mundo consigue éxitos en la negociación colectiva. El problema es que eso no es negociación colectiva, es imposición de condiciones laborales del gobierno.
Cualquiera pensaría que lo raro es que el #PAISOE resulte partidario de este modo de imposición de condiciones de trabajo. Pero no es tan raro. Se trata de agitación y propaganda, de bendecir los dogmas del socialismo, de bautizar las actuaciones de los obispos de la laicidad. Nada más que eso.