Francia ha convertido el aborto en derecho, ha renunciado a Dios (hace muchos años que no quiere saber nada con Jesucristo), se ha hecho un país socialista y por tanto ateo, importa religiones extrañas al suelo europeo, y regala ciudadanía y dinero público para mantener el orden evitando una revolución. Se ha convertido en un peligro para sí misma y para la Unión Europea y no es extraño que Dios no la bendiga. Estando como está en manos de Satanás, lo que no puede esperar es que su constitución siga funcionando. Vive en medio del infierno y pronto se dará cuenta de que ahí hace mucho calor. Hasta que no vuelvan a ponerse de rodillas delante de Jesucristo no saldrán de su penosa situación porque solo Él puede librarles del bicho que tienen encima.

