Hace muchos años que vengo sosteniendo la necesidad de prohibir el préstamo de títulos. No se corresponde con una operación real, toda vez que el supuesto préstamo no es tan sino solamente una operación financiera destinada a producir una bajada artificial del valor de cotización del título supuestamente prestado. Este tipo de operaciones se deben prohibir porque no tienen lugar con una transmisión Real de la titularidad, que es lo único que justifica la existencia del mercado de valores.