Invirtiendo sin principios

Todo el mundo sabe que no se pueden cambiar las reglas de juego durante el partido. Todo el mundo sabe que las reglas de inversión que las instituciones de inversión colectiva se autoimponen afectan a los clientes. Todo el mundo sabe que la información no es uniforme y que puede haber muchos clientes que no queden informados de los cambios en las políticas de inversión.

Todo el mundo sabe que Francia está en quiebra: debe más de 3,3 billones de euros, más de 115% de SU PIB (https://share.google/images/2gvcY3g2ghg48pPUP), dinero prestado que utiliza para mantener una política socialista de reparto, no sólo de la riqueza actual, sino también de la riqueza futura, que hipoteca generaciones entre as para consolidar una estructura política de pecado, en la que Dios no tiene cabida (https://share.google/images/L5sVrfSegvU7kOjcN).

Sumados estos factores, es claro que Francia no va a la ruina, sino que está en la ruina. Y que, por lo mismo, las agencias de calificación deben bajar su «rating». Y es lo que han hecho. Es más: lo han hecho MAL porque han bajado el «rating» a sólo A+, cuando estamos ante un bono basura.

Frente a esto, que lo que han hecho los gestores de grandes instituciones de inversión colectiva no ha sido atenerse a sus políticas de inversión establecidas y por tanto ajustarse a las nuevas calificaciones de terceros, reduciendo la valoración de la deuda pública francesa, sino cambiar las reglas durante el partido, porque el resultado no les conviene:

Estamos ante un grave error. De nuevo, cerrar los ojos a la realidad se convierte en una pauta de inversión, en este caso colectiva. Se intenta racionalizar lo irracional y se deja de reconocer que los fondos están largos en activos basura que nunca debieron haber comprado. Si las compañías de calificación han tardado demasiado en bajar el «rating», los fondos no han tardado nada en hacer su propia valoración, que ahora consiste en… prescindir de toda valoración externa.

Esto no será sin responsabilidad. Francia va al garete y todo el mundo lo sabe. Desde el punto de vista político es diáfano que la V República se hunde. Ayer metieron a su ex-Presidente en la cárcel. Hoy no se sabe qué llegará.

Financieramente, Francia puede hundir el euro, debido a su posición institucional en la UE, en la que ostenta un voto cualificado a causa de su «share» en toda votación, pero antes o después tendrá que ser intervenida si de verdad queremos mantener la estabilidad del euro. Se me dirá: «pero esto viene desde Draghi». Vale. Pero concentrémonos en el problema, no en cómo se ha generado -esto ya lo haremos- sino en como lo tenemos delante.

Lo que tenemos delante son fondos de inversión que han decidido deshacerse de sus riesgos en bonos franceses poco a poco y sin que se note, obteniendo en la desinversión el mejor precio posible. Deshacerse de la basura sin declararla basura. Esa es la idea. Ya pasó: recuerden que la crisis de 2007 sólo se manifestó en 2008 por lo mismo. Lean a Ferguson «Inside Job» o vean la película (https://youtu.be/T2IaJwkqgPk?si=wNdl4v92htabb1xw)

Les recomiendo, para entender la situación, el libro de Nassim Nicholas Taleb «Jugarse la piel«. En él se describen este tipo de actitudes irresponsables. El futuro nadie lo conoce. Pero la quiebra de Francia y la oscura realidad del cambio de las reglas de inversión en medio de un problema con una inversión, es lo que tenemos aquí.