La «reestructuración» bancaria ha sido un timo. En primer lugar, no ha sido «reestructuración» sino salvamento. En segundo lugar, lo que se ha pretendido, y se ha conseguido en la mayoría de los casos, ha sido salvar a los políticos metidos a cajeros. En tercer lugar, digan lo que quieran los economistas, ha sido más caro que salvar a las PYMES, que no tenían culpa de nada: ahora en España no hay tejido empresarial productivo sino una banca que no da préstamos. En cuarto lugar, cada uno hace la cuenta a su manera, y a mí me sale mucho mayor el gasto del Estado en salvar banqueros. Y en fin, está por ver que la banca realmente se haya salvado: si sobrevive es porque los tipos están al 0% y hay una deflación no reconocida. A la banca no le importa el paro. Por eso hay paro. La reestructuración financiera no se ha hecho bien, porque ha sido sólo financiera y no económica. Lo malo es que lo peor está por llegar: cuando los costes energéticos levanten la inflación y el paro, ni los Estados podrán sostener a la banca. Al tiempo.