La Prensa está enfadada con las tecnológicas porque pagan pocos impuestos. Pero no llevan razón.

Como todo el mundo sabe, y los kioscos experimentan, la Prensa escrita está dando sus ultimas boqueadas. Vivimos en un mundo tecnológico y de gratuidad en el que gracias a las compañías tecnológicas, los costes de producción disminuyen significativamente y la nueva productividad y competencia está en un sitio muy distinto del papel.

Hay quien no se resigna a este hecho, y sigue pretendiendo que el mundo sea como ayer, solo porque ayer se hacía así y a ellos les iba muy bien en ese mundo.

Los editores de prensa escrita, uno de los cuales es «El Economista», intentan convencer a todo el mundo de que las tecnológicas son malas porque pagan impuestos solo dónde está su matriz. Que es lo mismo que hacen ellos, lo que pasa es que sólo venden en su pueblo.

Su opinión, que intentan imponer a los demás, está completamente sesgada por su ruina económica.

E imponen verdades que no son tales, porque todo el mundo sabe que los impuestos directos se pagan allí donde está la matriz societaria, en virtud del principio de renta universal. Y las empresas ponen la matriz donde les da la gana.

Lo que quieren es arruinar a la competencia, a base de cargarles con impuestos que no tienen lógica tributaria alguna, y seguir ellos cobrando las subvenciones al papel, por no mencionar las demás subvenciones indirectas, como la publicidad institucional.

Las empresas periodísticas deberían informar bien, y decir que los impuestos que se pagan en el lugar donde se produce el consumo son los impuestos indirectos. Impuestos estos que las tecnológicas pagan religiosamente generando mucha riqueza en España.

Los impuestos directos, en cambio, se pagan donde uno tiene el domicilio social. Y si el derecho comunitario europeo permite que en Irlanda se pague el 12,5%, el problema lo tiene España, que tiene un tipo impositivo exagerado y altísimo, sin justificación alguna.

Lo que tienen que decir los periódicos, empezando por “El Economista», es que los impuestos directos en España son exagerados y que bajando los se obtendría mucha más productividad también tributaria porque vendrían todas las empresas tecnológicas a instalarse aquí.

De eso es de lo que se trata, no de arruinar a la competencia.

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