En el Estado socialista en el que vivimos se ha implantado como dogma que la sanidad tiene que ser pública, y que la sanidad privada es un lujo para algunos pocos. En mi opinión es exactamente lo contrario.
La sanidad privada es mucho más barata que la sanidad pública, mucho más eficiente y más competitiva.
El Estado debe tender hacia la privatización absoluta de la sanidad, financiando el gasto de los ciudadanos que necesiten acudir a ella, y de este modo ahorrará muchísimo dinero.
Porque es más barato mandar a cualquier ciudadano a un hospital privado, que mantener carísimos hospitales públicos que son ineficientes.
Los ciudadanos pueden recibir mejor servicio mediante alternativas privadas más baratas.