El Congreso de los Diputados estudia hoy una reforma legislativa con arreglo a la cual las empresas morosas tendrán que pagar una sanción de hasta un millón de euros por no pagar a tiempo.
Una vez más, estamos ante una barbaridad legislativa promovida por quien no sabe nada de cómo funcionan los mundos comerciales.
En España la Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales, es una ley casi perfecta, que transcribe normas comunitarias europeas, y que establece un régimen extraordinariamente duro frente a quienes no pagan a tiempo.
Pero el problema no está en la ley. El problema está en los jueces. Los monitorios y los embargos tardan años en culminar, y eso cuando te los acuerdan. Lo único que hay que hacer es exigir a los jueces que trabajen, no cambiar las leyes.
Pero me permito señalar que uno de los principales problemas de la pandemia ha sido quelos juzgados han cerrado, lo nunca visto en un estado civilizado. Ahora no nos podemos quejar por la morosidad. Porque si a las morosos se lo ponen fácil, sencillamente se aprovechan.
Con multas no lo van a arreglar. Solo lo van a arreglar de una manera, que es poniendo en marcha los jueces. Y eso nunca lo van a conseguir, porque en España los jueces tienen patente de corso para hacer lo que les dé la gana.