El Tribunal Constitucional, con su habitual e inderogable retraso, declara inconstitucional, sin utilidad alguna, ni política ni jurídica, otro Decreto-ley. Parece una gran noticia, pero sólo es una sentencia profesoral más, dados los años que han pasado desde estos pagos. ¿Quién se acuerda de Montoro?
La utilidad de la Sentencia consiste en que si recurrirse hace 6 años puedes obtener alguna ventaja al cabo de 6 años de pleito. Y si no recurriste, pues nada, a pesar de que se declare inconstitucional. Otra sentencia más sin utilidad ninguna para los que no recurrieron, a pesar de que el Decreto-ley se declare inconstitucional y por tanto nulo. El Estado seguirá haciendo lo que le da la gana, porque las sentencias luego no valen para nada. Le compensa.
Para eso sirve el Tribunal Constitucional. Nos ilustra sobre lo que debió haber sido. Pero lo que hay es que inadmite el 99 por ciento de los recursos de amparo que se le presentan y sus sentencias sobre cuestiones de inconstitucionalidad valen solo para que ha recurrido y para nadie más. Para ese viaje no hacían falta tantas alforjas ni el pastón que nos gastamos en el Tribunal Constitucional.