Lo último que ha inventado la propaganda socialista para imponer su locura y generar valores, sustituyendo los auténticos valores de una sociedad democrática, es obligar a la gente a pensar que la Organización de las Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la Unión Europea, y en general el mundo entero, tal y como les gusta a ellos que el mundo funcione, están en contra de la derogación de las leyes de memoria histórica que ellos mismos han impuesto.
La cuestión es muy sencilla: aquí no hay más memoria que la de la izquierda. En otras palabras, durante la Guerra Civil solo mató gente la derecha. La izquierda no mató a nadie. No hubo asesinatos en Madrid durante la República, ni en Barcelona tampoco. La memoria por lo tanto es completamente sesgada.
El invento propagandístico ahora toma forma haciéndonos creer que tres tipejos designados por un comité son las Naciones Unidas. Es decir, se hace coincidir a todas las Naciones Unidas con la opinión de tres tíos independientes, o por lo menos supuestamente independientes, pero de cuya ideología no se informa.
Basta con acudir a Wikipedia para darse cuenta de que «los títulos de relator especial, el de experto independiente y de miembro del grupo de trabajo son otorgados a personas que trabajan en nombre de las Naciones Unidas (ONU) en el marco de los mecanismos de «procedimiento especial» que tienen un país específico o un mandato temático del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas . No se les paga por su trabajo. El término «relator» es una palabra derivada del francés referida a un investigador que informa a un órgano deliberativo».
Por tanto lo que a estos tipejos se les ocurra, y cualesquiera de sus apreciaciones, no valen ni como prueba pericial, ya que no pueden ser recusados.
Se trata de opiniones particulares que las hojas parroquiales del socialismo, por ejemplo El País, difunden como si fueran una verdad proclamada por las Naciones Unidas. Pero eso no es así. Es un bulo, eso de lo que El País abomina tanto, al tiempo que lo practica con tanta soltura.
Se nos pone a la altura de Bielorrusia, Camboya, Corea del Norte, la República Centroafricana, Eritrea, Irán, Malí, Myanmar, Palestina, Somalia, Sudán o Siria, y esto es bastante raro porque, si la realidad fuera esa, tendríamos que ser expulsados de la Unión Europea y del Consejo de Europa por violentar los derechos humanos. Es completamente imposible que la Constitución Española sea puesta a los pies de los caballos, tanto en su texto como en su aplicación, para hacer constar, por motivos propagandísticos, que estamos a la altura de los países menos civilizados que nos circundan, y cuyos nacionales corren ansiosos por traspasar nuestras fronteras para vivir en un país libre como es el nuestro. O que por lo menos era libre hasta que llegaron tipejos como los que lanzan estas propagandas.
Yo creo que hasta las hojas parroquiales, deberían, por lo menos en Europa, y desde luego en España, tener un mínimo de seriedad en sus portadas y un mínimo de rigor en sus informaciones, eliminando toda propaganda, eliminando todo intento de imponer una ideología nueva a todo el mundo sobre la base de desinformaciones como estas, que desprestigian al periódico y desprestigian al propio país, al tiempo que humillan a quienes se han esforzado tanto porque España sea un país democrático, pintándolo como país tercermundista, sólo para conseguir sus fines de propaganda.
La verdad es que da pena lo que hace este periódico. Lo leo con fruición porque así me entero de lo que, si yo fuera socialista, tendría que pensar cada mañana para que me recibieran en la sede del el Partido. Es la Правда para hoy. Mañana puede haber otra.