Luego los ecologetas se meten con los hidrocarburos. Los centros de datos no le van a la zaga al gasóleo. Así que tú, pecador social, controla cuánto subes a la nube, y ya estás pagando penitencia (impuestos ecológicos) por usar tu teléfono. La penitencia, por supuesto, la cobrarán las sacerdotisas de la religión verde. Exención para el pueblo. Fuertes penitencias para las empresas. Lo de siempre con estos curas de la nueva moral insostenible.