G.W.BUSH: THE TEXAN RULES FOR CAPITALISM

Este es el texto que se publicó en el diario “Expansión” el 24 de septiembre de 2008:

Si yo fuera americano votaría republicano. Pero nunca si se presentase a las elecciones George W. Bush. Van demasiados errores. No sólo es Irak. No sólo es que no ha encontrado a Bin Laden.
Bush ha destruido los mercados. No los ha salvado. La teoría del mercado es que las reglas y la información son las mismas para todos. Bush ha cambiado las reglas durante el partido para modificar el resultado. No teníamos la información de que, cuando Bush es el árbitro, las reglas de formación de precios prohíben que la Bolsa baje en época electoral. Aunque para impedirlo haya que acabar con el concepto de mercado. La “mano invisible” resulta muy visible: “manos arriba, esto es una inyección de dinero. A partir de ahora el que apalanque a la baja tendrá que vérselas conmigo. El sheriff está aquí y la bolsa sólo puede subir”.No es una pausa en la tendencia negativa de los mercados. Es el fin del mercado porque termina la credibilidad de la Bolsa.
Bush no ayuda al sistema financiero sino a los bancos americanos. El sistema financiero es un entramado complejo en el que se actúa a nivel mundial. Un inversor que compra bonos emitidos por una pequeña caja de ahorros local española debería saber que sus expectativas de recobro forman parte de un lío de créditos que opera globalmente. Bush no ha salvado nada de eso porque el Congreso no se lo autorizará. Lo único que se ha salvado es el pellejo de unos cuantos directivos tan sobrepagados como irresponsables. Es el mercado a la tejana: los gestores seguirán cobrando salarios importantes pero no a cargo del accionista sino de los contribuyentes. Y eso sólo mientras no se gasten los 700.000 millones de dólares que dice que va meter en el sistema. Espero que los europeos, chinos, árabes, asiáticos y demás plazas financieras tomemos nota de lo bien que nos va con mercados tan volátiles no en precios sino en reglas.
Bush manipula los precios de los mercados. Lo que ha hecho no es otra cosa que cambiar temporalmente las referencias, lo que sólo durará mientras no se gaste el dinero inyectado. ¿Y luego qué? Luego depende. Se puede operar “estilo Irak” (más y más dinero) o simplemente esperar a que McCain recoja la patata caliente. El resultado es una enorme manipulación de precios pero realmente ninguna solución. Bush se equivoca si cree que va a arreglar los problemas de la especulación financiera inyectando dinero. Ni siquiera el triple de lo que ha obligado a invertir a los contribuyentes americanos puede sostener las referencias si la gente se empeña en retirar los dólares de la bolsa y asignarlos a la renta fija. Claro que, aunque estamos en una democracia, pronto eso de que la gente venda sus acciones y las cambie el mismo día por otros activos también podría ser prohibido por el sheriff del “short selling”.
Bush no inyecta liquidez sino que se hace cargo de errores cometidos por gente muy arriesgada. Su plan es comprar “activos deteriorados ilíquidos”, o sea, que los contribuyentes y bonistas paguen a precio de oro la basura que hay en los balances. ¿Usted no quería comprar casa? Pues ahora ya tiene dos casas: la suya y la del banquero en bancarrota. Pero ¿por qué no salvó Bush directamente a las inmobiliarias? ¿Por qué espero a que le tocara a los bancos? ¿Los promotores inmobiliarios no contribuyen lo suficiente? ¿No es la construcción un sector clave de la economía? ¿No empezó todo por ahí? ¿No era mejor haber salvado de este sector (lleno de empleos, no de managers)?
Bush no elimina burocracia sino que la crea. El plan es constituir otra agencia más. Tal vez para generar empleo público. Aunque en realidad da igual: el coste de la Agencia va a ser tal que el importe de la nueva agencia son cacahuetes comparado con lo demás (salvo que su existencia se perpetúe, lo cual es probable).
Bush con sus medidas otorga a los “hedge funds” la garantía del Estado. No sé si está al tanto de que los llamados “bancos de inversión” americanos son los financieros de los “hedge funds”. Por tanto, tienen los problemas de los “hedge funds”. Así Bush consigue algo nunca visto en ingeniería financiera: “hedge funds” con la garantía del Estado.
Bush se olvida de los caídos. No se acuerda de Lehman Brothers y sólo protege a los que caigan después. Aquí el que ya haya quebrado, que se fastidie. Esto también resulta injusto porque si la medida hubiera venido unos días antes y de verdad se hubiera salvado un banco, no habría habido que salvar el sistema. Pero el sheriff y su pandilla llegaron tarde para comprarle sus “activos tóxicos” y parece que se envenenó. Ahora para que la gente no se vaya del pueblo hay que cerrar la ventanilla del banco y derogar una vieja regla del mercado: que todo lo que sube baja. Por lo menos, podrían recoger el cadáver.
Bush gastará por lo menos 700.000 millones de dólares (480.000 millones de euros) en la “guerra de Wall Street”, más cara −y pagada al contado− que tres guerras de Irak. Esto resulta tan socialmente injusto que es insultante. En un país sin seguro sanitario universal el sheriff expropia a los lugareños para salvar al banquero local (perdón, al sistema) antes de proteger financieramente a la gente que anda tirada por las calles.
Bush no sólo ha acabado con la credibilidad de las bolsas americanas: también ha acabado con el mercado bancario. Porque ha privado a los clientes de los bancos de elegir a qué entidad financiera atribuyen solvencia y por eso depositan allí su dinero y no en otro lado. A partir de mañana, todos tienen la garantía del Estado. Si usted coloca el dinero en un banco, no hace falta que mire en cuál. Cualquiera es bueno. Lo importante es que esté bajo el paraguas del sheriff. Sólo así su dinero está seguro.¿Ratios de solvencia? Insensateces. La pregunta es: ¿será pronto pública toda la banca americana (como en la Rusia soviética pero por otro camino)? Bush desacredita a los Estados Unidos como plaza financiera. Que todo el mundo venga a Madrid: somos mucho más fiables.
Bush disimula sus problemas de supervisión convirtiéndolos en cambios regulatorios. El sheriff con sus medidas disimula sus dejaciones a la hora de exigir rigor en la valoración de activos inmobiliarios. Pero lo cierto es que los problemas de hoy no son de regulación sino antiguos problemas de supervisión. Los causaron los ayudantes del sheriff. Por eso no es extraño que ahora sea él quien tenga que arreglarlos.
Bush opera imponiendo la ley y luego presiona al Congreso para que la ratifique. Esto va más allá del daño financiero y se convierte en daño a la democracia. Bush presiona a Obama para que apoyen esta insensata medida como si fuera inevitable. Espero que los demócratas defiendan las reglas del Derecho, una de las cuales es que el dinero se gasta después de que se aprueba la Ley, no antes. Bush no tiene bastante con haber puesto a Obama la elección presidencial en bandeja −”es la Bolsa estúpido”− sino que está pringando a sus compañeros republicanos para que le soporten. Espero que McCain piense por sí mismo y decida que no quiere perder las elecciones por culpa de Bush sino sostener la credibilidad de los Estados Unidos como plaza financiera, no el precio de las acciones de la gente guapa de Wall Street.
Bush hace pagar a los extranjeros la crisis de supervisión americana. La cotización del dólar no sólo afecta al pueblo americano sino también a quienes comercian en dólares americanos. Ya nadie se puede fiar de las inversiones hechas en una moneda que está hecha para proteger sólo los intereses de la bolsa. Es lógico que baje. Europa y el mundo entero deberían tomar nota y vender por todos lados que el euro, aunque sólo sea porque es fruto de acuerdos específicos sobre déficit, deuda, tipos de interés y tipos de cambio, ha fructificado en forma de economías nacionales muy saneadas, y prohíbe que se puede llegar a resultados como este. Expropiar la bolsa es muy caro.
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