Inconstitucionalidades en serie

Usando la cabeza. Understanding Spanish Politics.
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Inconstitucionalidades en serie
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En el día de hoy, que es día de Nochebuena, hemos sido torturados por el Gobierno. Una vez más hemos visto pisoteados nuestros derechos constitucionales con tres decretos-leyes que han aparecido hoy –repito, día de Nochebuena– para que tengamos amena lectura mientras celebramos el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. 

Trágala

En términos que me parecen deleznables, el primero de ellos lo que hace es imponer a las Cortes generales, y por tanto todo el mundo, el impuesto energético, es decir, algo que las Cortes Generales anteayer habían rechazado. El Gobierno, haciendo uso de su iniciativa legislativa ordinaria, había presentado ante las Cortes Generales un proyecto de ley en el cual incluía este mismo impuesto sobre las compañías dedicadas a este menester. Y fue rechazado porque las mayorías parlamentarias no cuadraban. Ahora, como no le han aprobado el proyecto de ley, se lo impone a las Cortes Generales como Decreto-ley. Y la oposición, si quiere que recurra al Tribunal Constitucional: dentro de 10 años, o 15 años, les dará la razón, pero cuando ya el recurso no sirva para nada. No tiene ningún sentido que lo que acaban de rechazar las Cortes Generales, el Gobierno se lo imponga por otro camino. Eso no es separación de poderes, eso es machacar al legislativo y considerar que está a tu servicio o que es como si no existiera. Y tal cosa no se puede consentir. Estamos ante una actitud contraria a la buena fe constitucional. Naturalmente, es mi opinión. Pero es que mi opinión es bastante fundada. 

¿Quién aprueba los presupuestos en España?

Los 3 decretos leyes, que forman un paquete, incluyen también una burla, una auténtica mofa a la soberanía presupuestaria. La soberanía presupuestaria corresponde a las Cortes Generales y la usan como quieren, Habilitan créditos al Gobierno, o no se los habilitan. Para eso están los presupuestos generales del Estado, que dicen al Gobierno cuánto tiene para gastar, en qué lo tiene que gastar y cuánto debe gastar como máximo. La existencia de una Ley de Presupuestos Generales del Estado determina que el Gobierno no puede habilitarse créditos por su cuenta. Esto es algo tan conocido y antiguo como que es así desde las Cortes de La Coruña, que a Carlos I lo dejaron sin dinero. En España –en Castilla antes que en Inglaterra–es sabido que el Gobierno sólo puede gastar si las Cortes aprueban el gasto, y que no puede disponer a su antojo de la caja común. Pero eso valió hasta el socialismo. Distribuir lo de los ricos (que no votan al PSOE) entre los pobres (sus votantes) da derecho a operar sin reglas. Con el con el socialismo te hemos topado. Pero incluso para los socialistas el artículo 134 de la Constitución otorga a las Cortes Generales la potestad de aprobar los presupuestos generales del Estado. Por lo tanto, ningún Gobierno puede hacer uso anómalo del Decreto-ley para habilitarse créditos. 

En el libro homenaje a José Luis Villar Palasí, Landelino Lavilla escribió un artículo memorable sobre los Decretos-leyes que conviene recordar, en el cual nos dice que, aunque no esté recogido en el artículo 86 de la Constitución, los presupuestos generales no se pueden aprobar por Decreto-ley. 

No solo los presupuestos generales del Estado no se pueden aprobar por Decreto-ley, sino que tampoco puede el Gobierno habilitarse créditos por sus pistolas sin acreditar de modo muy especial una extraordinaria y urgente necesidad que en este caso no se da, porque aquí la necesidad deriva de que no puede aprobar unos presupuestos nuevos en los que la Cortes generales se sometan a sus políticas socialistas de gasto. 

Ante lo que estamos es ante una frustración política con uso partidista para dictar Decretos-leyes. Lo que no se pudo aprobar como Presupuesto en 2024, se aprueba como Decreto-ley en 2025. El Gobierno se ríe de los presupuestos y se habilita créditos. Luego ya vendrá la oposición a recurrir cuando sea, porque dentro de 10 años nadie se va a acordar.  Para entonces todo el mundo habrá cobrado y por razones electorales a nadie le podrán exigir devolución una vez que ya han percibido el dinero. 

Eso es lo que se está haciendo: el Gobierno está demostrando que en España se puede gobernar sin presupuestos porque se le impone a las Cortes Generales la habilitación de créditos se cobra y si quiere que recurra, que no le valdrá para nada.

Creando tributos

Pero no hemos terminado con eso, porque es que además lo que se hace es crear tributos. Con estos decretos-leyes se crean cargas impositivas y es archiconocido que no se pueden crear tributos, ni siquiera modificarlos en lo sustancial, por Decreto-ley. Pero de nuevo da igual: recurra usted al Tribunal Constitucional y ya vendrá el Magistrado que sea con los matices, y de lo que le han sacado no tendrá derecho de devolución. 

Iniciativa legislativa por Decreto-ley

El PSOE ha convertido el Decreto-ley en una forma de iniciativa legislativa ordinaria. Son tantos los decretos leyes y la jurisprudencia del Tribunal Constitucional es tan laxa, tan increíblemente laxa y tan lenta, que lo que ha acabado pasando es que el Decreto-ley se ha convertido en una forma ordinaria de iniciativa legislativa. Mucho mejor que presentar un proyecto de ley, el Gobierno aprueba lo que quiere por Decreto-ley, luego me lo convalidan y ya está. Un chollo. Que no está en la Constitución. Está en la enorme laxitud de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. · 

Decretos-leyes de acompañamiento

En fin, estamos ante “Decretos-leyes de acompañamiento”. Durante mucho tiempo se promulgaron “leyes de acompañamiento”. Como lo que se puede incluir en la ley de presupuestos está limitado en cuanto a su contenido por el artículo 134 de la Constitución, y por tanto no cabe todo, de tal suerte que lo que no puede entrar en la Ley de Presupuestos Generales del Estado es inconstitucional –hay jurisprudencia del Tribunal Constitucional a montones– lo que hacía el PP era tramitar dos leyes a la vez: la Ley de Presupuestos Generales del Estado y la “ley de acompañamiento” de los presupuestos. 

Esa práctica, considerada anómala por el PSOE porque daba lugar a leyes que contenían una heterogénea masa de disposiciones legislativas que modificaban multitud de cosas de modo horizontal, se lo cargó Zapatero. Fue un desastre, otro de los muchos desastres de Zapatero, porque en vez de publicar una ley de acompañamiento, lo que hizo fue multiplicar por 100 las disposiciones extravagantes, de tal modo que aprovechaba que se estaba modificando la ley del tráfico para –por ejemplo– meter una disposición adicional en la que subía la tasa municipal de basura. 

Pues resulta que el socialismo no tiene bastante con el desorden, sino que además, como son incapaces de sacar un presupuesto, porque no tienen mayoría para gobernar con su propio apoyo parlamentario, imponen al Congreso el “Decreto-ley de no acompañamiento”, porque no hay nada que acompañar. Pero eso sí, los privilegios que quieren aprobar para beneficio de aquellos que les votan y para perjuicio de aquellos que no les votan (“a ver si aprenden a votar de una vez”), los sacan a fin de año y la oposición “si quiere que recurra”, el lema del prevaricador. 

El efecto socialista sobre el derecho es que esta sobreestructura de la clase burguesa opresora deja de ser un elemento de opresión para convertirse en herramienta para la lucha de clases en persecución del paraíso socialista por medio de la dictadura del proletariado. Señores que me escuchan, ustedes verán lo que quieren hacer, pero si quieren proteger sus libertades, por lo menos no se dejen engañar. Es decir, sepan que esto es así. 

Señores, en el día de Navidad sepan que el ateísmo socialista nos saluda con esta sarta de inconstitucionalidades. Pero como al final estamos en Nochebuena, aprovecho para desearles feliz Navidad en el día del nacimiento de la persona redentora de nuestra alma, en el cumpleaños del que está VIVO, en el día del que nos sacó de nuestros pecados y nos llevó –nos llevará– al cielo, con el cual y gracias al cual hemos de, después de morir, resucitar. Gracias por su atención.

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