Los ecologistas se quieren quedar con los olivares ajenos, expropiándolos sin indemnización. Esto se hace de modo muy sencillo: se declaran Patrimonio Mundial, y todos intervenidos. No tiene nada de raro. Es lo que han hecho con muchas fincas, que han declarado parques de diverso tipo. O patrimonio públicos de diversa consideración. Pero al final es todo lo mismo: un empresario cuida un terreno, lo convierte en un modelo de gestión, llega el socialismo y lo expropia por la vía legislativa, sin poner un duro. Es pero que muy sencillo: ¡qué bonito! ¡Me lo quedo! No es para mí, es para el Pueblo… ¡Exprópiese! O más barato: declárese «Patrimonio Mundial». O BIC. O “Parque «. O lo que sea. Tò p’al Pueblo. O sea: tus olivos» p’a la Humanidá. Olé el ecologihta».
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