Mis datos son míos y por eso los cedo

A la Europa socialista comunitaria le gusta quedarse atrasada tecnológicamente.

La última tontería que se le ha ocurrido es que por razones de seguridad, potenciales e hipoteticas, de las que por lo visto todo el mundo tiene algo que temer, las compañías americanas no van a acceder determinados datos que son el precio de la gratuidad en Internet.

Como todo el mundo sabe, los programas gratuitos en Internet no son gratuitos. El precio son los datos personales. De tal modo que el usuario puede escoger: o paga dinero o cede sus datos. Pero no hay un camino alternativo.

La mayoría de la gente, especialmente los más vulnerables, optan por ceder sus datos, y esto con gran eficiencia, hasta el punto de haber convertido en compañías mucho más productivas a las que se fundan en los datos que a las que se basan en el dinero.

Se genera así un horizontalismo social tecnológico, en el que el acceso a la tecnología no tiene la barrera de entrada del dinero ni de los gobiernos.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea, poblado por viejos que dudo que tengan teléfono móvil, se ha empeñado en dejar a la gente sin Google y sin Facebook, para que tengan que pagar en vez de ceder sus datos.

Por mi parte es claro que lo que hay que hacer es dejar a la gente en libertad. El que quiera pagar, que pague. Pero el que quiera ceder sus datos, no tiene por qué ser limitado en su derecho por el gobierno. Mi libertad es mía y mis datos también.

El que tenga algo que ocultar está mucho mejor perseguido desde cualquier parte sobre la base de los datos que tiene, que aislado sin teléfono móvil donde nadie le podrá nunca encontrar.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea opera también contra la pandemia, porque al no poderse ceder los datos, tampoco se podrá luchar por medio de teléfono móvil contra la enfermedad y contra cualquier otra epidemia que se produzca

Europa es socialista y vive en un siglo de opresión en el cual, con la excusa de la seguridad de los datos, se crea un sistema de control social por el Estado, no de gestión informática y productividad. En el que lo que cuenta es el gobierno, no la libertad.

Yo prefiero que me proteja Google a que me vigile el PSOE.

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