Mucha cadena y mucha independencia, pero a mí me parece, cada vez que viajo a Barcelona, que Cataluña es cada vez más una ciudad latina. El número de españoles de origen latinoamericano, como en tantas otras ciudades de España, aumenta cada día. Y no sólo de españoles, sino de inversores latinoamericanos, dado que las empresas catalanas, desgraciadamente cada vez menos productivas, en parte debido al independentismo, se marchan a otros lugares, como Zaragoza o Madrid, con más ventajas fiscales y menos presión política. Mientras, hasta la banca catalana tradicional se va haciendo más latinoamericana. Es claro: el independentismo tiene un fuerte componente de defensa frente a la inmigración.