En materia de derechos fundamentales todo Gobierno tiene una política. Desde la tutela judicial efectiva hasta el derecho de asociación política, pasando por la libertad de expresión, cada uno de los derechos fundamentales es modelado por quien manda. Las políticas de cada quien se muestran en cambios legislativos y en praxis concretas. Por ejemplo, la PP ha aprobado una nueva Ley de Enjuiciamiento Civil (tutela judicial efectiva) una nueva Ley de Partidos (asociación política) y creado grupos mediáticos (libertad de expresión). Al derecho a la vida le pasa igual: está sometido a los vaivenes que le imprima el Gobierno del PP. ¿Y cuál la política del PP? La que se deduce de sus actos, no la que surge de sus palabras. Actos que son, en realidad, clamorosas omisiones. Y vienen de lejos. El régimen jurídico actual en materia de aborto no lo ha creado el PP sino el PSOE. Pero el PP lo mantiene, y eso también es una política. El sistema PP-PSOE es bastante cínico. Según la Ley, el aborto es un delito en sí, sino en función de las circunstancias. La Ley Orgánica 9/1985, de 5 de julio, despenalizó el aborto en algunas circunstancias: violación, graves taras del feto, y peligro para la madre. Esta despenalización se mantuvo tal cual por el PSOE en el del Código Penal de 1995. El PP, desde que en 2000 obtuvo la mayoría absoluta en las Cortes Generales, ha optado por el aborto limitado. Así se deduce de sus omisiones. Porque sólo tendría un problema para evitar que se sigan matando niños de hasta 8 meses: querer. Pero es que el PP no quiere atajar estas muertes. El PP se siente cómodo con el sistema como está. El PP, como digo, también tiene una política en materia de aborto: la misma que tenía el PSOE. Los hechos lo demuestran. Tanto es así que el número de abortos legales que se practican en España es cada año mayor. Con el PP mueren más fetos que con el PSOE. Así que, aunque Aznar diga que “España va bien”, no será en esto. En materia de derecho a la vida, España va mal. Y eso es por culpa del PP. Aznar se equivoca, una vez más, si cree que los non-natos no le pasarán factura. En España, fuera del Partido “Familia y Vida”, una exigua y romántica formación política de la que tengo la desgracia de ser Secretario General (yo no quería meterme en esto) no hay quien defienda la vida. El PP, que ha traicionado a su electorado natural, en el pecado llevará la penitencia. Porque le sería muy fácil eliminar el aborto y sustituirlo por políticas activas. La principal es esta: cuando una madre -caso raro- no quiera a su hijo, por ejemplo porque es fruto de una violación, en vez de matarlo, debe poder darlo en adopción. Hay en España multitud de parejas sin hijos que no hacen tantos distingos y quieren tener alguien a quien querer, a quien entregarse.